Izote

Esténciles, aerosol y pintura acrílica sobre lienzo

120 x 120 cm

Tinku, 2023

Basado en una fotografía de 360°

Hace poco menos de tres años, tras completar mis estudios en economía, decidí dedicarme a tiempo completo al arte, al esténcil y a la exploración de nuevas fronteras y de nuevos formatos. Del cartón y el lienzo pasé al acero, a la madera y a los circuitos eléctricos, lo cual implicó también dejar de lado algunos de los espacios de confort que, con los años, había ido generando.

Uno de los desafíos de este período fue transitar del corte manual al trazo digital, un paso necesario para trabajar con nuevos materiales, infranqueables para el filo del exacto, y con escalas flexibles. Éste fue un camino intrincado: para evitar la frialdad de los algoritmos, decidí dibujar a mano cada uno de los vectores que componen los agujeros de cada esténcil, muchas veces sin certezas sobre la capacidad técnica de traducir esos bits al mundo físico.

Aún necesito un tiempo para dar a conocer los frutos de estos años de trabajo pero, poco a poco, algunos resultados parciales irán apareciendo aquí y en otros espacios. “Izote” es uno de ellos.

Compuesto por 212,797 agujeros, que tracé a lo largo de ocho meses, “Izote” fue concebido en un período de transición en mi vida. Intenté conducir esa energía creativa que llega con los cambios hacia una reflexión pictórica sobre la incertidumbre, lo oculto y lo desconocido, pero también sobre la identidad, sobre la historia, sobre los lazos, sobre la naturaleza y sobre el ser humano.

“Izote” nació para ser parte de un díptico y para convertirse, con el tiempo, en un objeto tridimensional. Mientras eso se hace posible, decidí volver a los orígenes, cortar las cuatro capas que lo componen y plasmarlo en tela. Acá está el resultado.